La atención presenta
fases entre las que podemos destacar la
fase de orientación, selección y sostenimiento de la misma. (Ardila, 1979; Celada ,
1989; Cerdá, 1982; Luria. 1986; Taylor, 1991). Mientras que Reategui
(1999) dice que la atención es un proceso discriminativo que acompaña el
procesamiento cognitivo; otros autores señalan a la atención como un mecanismo,
pone en marcha los procesos que intervienen en el procesamiento de la
información.
Para Rubenstein (1982) la
atención modifica la estructura de los procesos psicológicos, haciendo que
estos aparezcan como actividades orientadas a ciertos objetos.
Características de la atención:
Los autores nos hablan de unas características,
“si bien fenomenológicamente la orientación seleccionadora es considerada como
la característica principal de la atención (Kahneman, 1973; Rubenstein, 1982;
Rosselló, 1998)”; se presentan otras características que vale la pena tener en
cuenta:
La concentración: es la inhibición de la información irrelevante, y
la focalización de la información relevante, la concentración de la atención se
manifiesta por su intensidad y la resistencia a desviar la atención a otros estímulos
secundarios. Al igual la concentración está ligada de la atención con el
volumen y la distribución de la misma, las cuales son recíprocamente
proporcionales entre sí.
La distribución de la atención: a pesar que la atención tiene una
capacidad limitada en función del volumen de la información, y el esfuerzo que
la persona ponga, es posible que la persona pueda atender al mismo tiempo más
de un evento. La distribución de la atención se manifiesta durante cualquier
actividad, y consiste en conservar al mismo tiempo la atención de varios
objetos o diferentes situaciones.
La estabilidad de la atención: es la capacidad de mantener la
presencia de la misma durante mucho tiempo sobre un evento o actividad dada. Para
mantener estabilidad en la atención de debe descubrir sobre el objeto nuevas
facetas, aspectos y relaciones; pero esta también dependerá también como el
grado de dificultad de la materia y la familiaridad con ella.
Oscilamiento de la atención: estos son periodos involuntarios de
segundos a los que esta superditada la atención y estas pueden ser causadas por
el cansancio (Rubenstein, 1982). Mientras que para Celada (1990) este cambio de
la atención en intencional, lo que la diferencia de la desconexión o
distracción, y en esto tiene que ver el carácter de los objetos que
intervienen.
La capacidad de oscilamiento o
desplazar la atención puede ser considerado como flexibilidad, que pueden ser
manifestadas en situaciones diversas, en especial en las que tenemos que
reorientar nuestra atención porque nos hemos distraído o por atender varios estímulos.
Clasificación de la atención:
Atención selectiva: capacidad que tiene la persona para responder a
los elementos esenciales de una tarea y pasar por alto lo irrelevante.
Atención dividida: esta se da cuando hay una sobrecarga, se
distribuye los recursos atencionales con los que cuenta el sujeto hacia una
actividad complicada (Garcia, 1997).
Atención sostenida: esta se da cuando una persona se mantiene
consciente ante los requerimientos de una tarea, y ocuparse de esta por un
tiempo prolongado (Kirby y Grimley, 1992).
Según su grado de atención, esta
se divide en:
Atención involuntaria: esta tiene que ver con la aparición de un estímulo
nuevo, fuerte y significativo y este desaparece con la monotonía y la repetición.
Esta es pasiva y emocional, pues la persona no se esfuerza ni orienta su
actividad hacia el objeto o situación.
Atención voluntaria: esta se desarrolla en la niñez con la adquisición
del lenguaje y las exigencias escolares, primero es el lenguaje de los padres
que controlen la atención del niño aun involuntaria. Tan pronto el niño tiene la
capacidad de señalar objetos y mencionarlos, tiene la capacidad de trasladar su
atención e independiente de los adultos, esto confirma que la atención voluntaria
se desarrolla a partir de la involuntaria.
Para Rosselló (1998) señala que
la atención, motivación y emoción están relacionadas desde el punto de vista neurobiológico.
“El Sistema Activador
Reticular Ascendente (SARA)
que activa el mecanismo atencional,
establece estrechas relaciones neuroanatómicas con el Hipotálamo, que es el centro motivacional
por excelencia y forma parte del cerebro de
las emociones al estar integrada en el sistema límbico”.
Enfoque neuropsicológico de la
atención:
Se entendía a los procesos psicológicos
como la función particular del cerebro, pero la ciencia ha demostrado la
imposibilidad de atribuir alteraciones en dichos procesos a causas de
localización especifica. Luria señala “Las funciones mentales como sistemas
funcionales complejos no pueden localizarse como zonas restringidas del córtex
o en grupos de células aisladas, sino que deben estar organizadas en sistemas
de zonas que trabajan concertadamente, cada una de las cuales ejerce su papel dentro del sistema funcional”
(1988, p.30).
Desde el punto de vista neuropsicológico
la atención es la expresión del trabajo del sistema activador reticular ascendente
(SARA) y de los hemisferios cerebrales, sincronizados por la actividad de los lóbulos
pre-frontales.
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